miércoles, 9 de septiembre de 2015

La persona como elemento del sistema universal


La persona como elemento del sistema universal

El autor es Abogado y Psicólogo Clínico. Es Director Ejecutivo de Centro Persona. (Imagen: Archivos)
Lo que yo haga, de alguna manera afecta a alguien en el universo; lo que alguien haga de alguna manera me afecta a mí.

Un sistema es un conjunto de elementos dinámicamente relacionados formando una actividad para alcanzar un objetivo operando sobre datos, energía y/o materia para proveer información.

En palabras más simples, es un grupo de elementos que interactúan para lograr  metas o propósitos comunes.
Un ejemplo macro para que nos entendamos mejor: El planeta tierra, como planeta es un elemento que  esta interrelacionado con otros (planetas, satélites, polvos, meteoritos; que tienen el sol como principal activo)  pero en conjunto forman el  sistema solar.

La distancia media entre la tierra y el sol es de aproximadamente 149.597.870 Kilómetros ( 1 U.A).  Lo que sucede a esa distancia astronómica no es discutible, que irremediablemente afecta a la tierra.

Acerquémonos un poco mas; la distancia media entre el centro de la Tierra y la Luna es de 384 400 kms. y esta tiene un efecto directo sobre lo que ocurre en la tierra.  Un ejemplo que le ilustraría es el corte de madera en luna nueva, de  lo cual  los campesinos saben  mucho, (¡la madera se pudre porque se pudre!).

Pero más científico es lo de  las mareas;  que es la variación en el nivel del mar. Estas se deben a la influencia de la luna en su mayor parte.

No he pretendido dar una cátedra de  astronomía;  si he recurrido a estas menciones, de lo cual tengo apenas nociones, lo he hecho para hacer conciencia sobre  lo  que somos. Somos un  elemento de un sistema y lo que pasa en un elemento afecta al resto del sistema.

Aterrizando: Lo que  usted o  lo que yo como individuo o como persona hagamos, afecta  en mayor o menor medida a todo el sistema universal.

Por eso usted atenta contra mis intereses cuando arroja basura en la calle, cuando contamina el ambiente con ruido o humo, cuando ensucia el mar, cuando contamina el rio,  aunque eso suceda en la “’Cochinchina’’ y yo viva en el Caribe.
Lo que yo haga de alguna manera lo afecta usted, por eso es hora de empezar a respetar los derechos ajemos, respetando los propios.

Te pongo el ejemplo final para terminar la edificación definitivamente aterrizados.  Para la semana Santa recién pasada me fui con parte de mi familia a un campo de la Vega, allí estaba analizando un libro para preparar un seminario.

Llegó un pariente y un amigo  de éste en un vehículo queriendo sacarme de mi “aburrimiento” me invitaron a ver unas tierras que se iban a arar para sembrar arroz. Lo pensé a velocidad astronómica; comparé lo que estaba haciendo con lo que se me proponía y decidí acompañarlos.

Tan pronto entro al vehículo, noto la presencia de un libro "rodando"  y mientras recibía sus recriminaciones por mi  “constantes leer” hojeaba al recién descubierto ejemplar.

“Las cien cosas que hace la gente feliz” era el contenido del libro, leí gran parte de él durante el trayecto. Al ver mi insistencia en libro y el tour ya acababa, el anfitrión vehicular me sugirió que me quedara con el libro y que se lo devolviera después; así lo hice, pero conozco la frase de que “tonto es quien presta un libro y más tonto el que lo devuelve””, deben imaginarse donde esta ese libro.

¿A qué viene todo eso?  Al título de este artículo, somos un elemento de un sistema universal.  En mi caso el ir la Vega (una provincia de la República Dominicana. Aclaro a los lectores de otros países), me puso en contacto con una persona, que me invitó a un paseo.  Durante el paseo encontré un libro que para él (el anfitrión) no tenía importancia aparente. Ese libro ya ha inspirado varios conversatorios introductivos en charlas, conferencias y seminarios que de seguro, por lo menos, ha hecho reflexionar a algunas  personas que viven en Santo Domingo y que jamás han ido a Sabana Rey La vega,
Ese hecho, el de la invitación al paseo para quitarme el aburrimiento, hizo que decenas de personas en Santo Domingo, experimentaran algo diferente. Lo que hizo mi pariente y su amigo conmigo repercutió y sigue repercutiendo en otros individuos, en otras personas, en otras gentes, en otras mentes.

Hasta la próxima.

Autor: Dr. Darío Nin

martes, 18 de agosto de 2015

Los desafíos de la educación privada frente al avance de la escuela pública

Los desafíos de la educación privada  frente al avance de la escuela pública


Quiero empezar este escrito  citando al Dr. Ángel Palacio, profesor de generaciones de profesionales, maestro que enseña con el alma y no le gusta ser portavoz de cuentos.
Expresa el  doctor Palacio en cita que extraigo de su interesantísimo libro “Educar es mucho más” lo siguiente: “ El nombre de educación  pública como opuesto a privada es sumamente curioso. Un carro en el que puede montarse todo el mundo, mediante un pago es un carro “público”. Una escuela a la que puede entrar todo el mundo mediante un pago se llama  escuela “privada”
Cito a Ángel Palacio, porque me parece interesante su observación y llama curiosamente la atención de la lógica.
 Gran parte de la sociedad dominicana, curiosamente los menos necesitados de ella, elevaron un clamor que se hizo eco hasta destapar los canales auditivos de quienes tienen el poder de tomar decisiones políticas trascendentales.
4% para la educación; fue tanto el empeño, la insistencia el empoderamiento que “se hizo la luz”.
Pero este clamor no tenía el calificativo de que el 4% fuera para lo que conocemos como “educación pública”, sino para la educación en sentido general. ¡Claro la más necesitada y en desventaja hasta hoy es ésta, aunque en honor a la verdad encontramos centros de “educación privada” que dan pena y vergüenza si tomamos en cuenta  la precariedad en todos los sentidos  con la que se desenvuelven.
La preocupación de la mejoría de la educación privada, no sólo debe ser tarea de los propietarios de estos centros. No, esta preocupación debe ser compartida  en la mejor extensión del término por el Estado Dominicano.
Tal vez muchos de los que ahora transitan estas líneas, articulan el pensamiento cuestionador de: y…¡¿Por qué, si es un negocio privado¡? Sin disminuir la lógica de su pregunta le contesto lo siguiente:
 Cada dominicano que está en un centro educativo privado tiene tantos derechos como los que están en las escuelas públicas.
Los padres que de alguna forma pagamos, no lo hacemos porque tengamos el dinero demás (a veces hay que hacer malabares de circo para conseguirlo) y nos metemos en eso las más de las veces sin poder como respuesta a una ineficiencia del  Estado en brindar para nuestros hijos una educación  medianamente de calidad, en un ambiente con cierta seguridad que  se trasforme en tranquilidad mientras buscamos el pan nuestro de cada día.
Si la razón anterior no fuese suficiente, debo advertir y ojo con esto, que si el Estado no va en auxilio del sector educativo privado, éste colapsará y colapsará en consecuencia todo el sistema educativo.
Si continúa mejorando el sector público, los que estamos como ya expliquéllevando nuestro hijos a instituciones de educación privada, nos iremos a reclamar nuestros derechos como dominicanos y como tributadores a esos centros públicos y dudo mucho que el Estado en las actuales circunstancias, esté en capacidad de hacerle frente a toda la formación educativa que demanda la población dominicana.
Así que el asunto es más serio de lo que pinta. Y merece una segunda parte, en la que analizaremos en cuanto le sale al Estado “producir” un bachiller con el modelo de educación pública y cuanto con  modelo de educación privada. Los técnicos de Centro Persona están depurando fórmulas para proponer una verdadera simbiosis entre los dos modelos en donde ambos salgan beneficiados y por ende la sociedad dominicana en su conjunto.centropersona@hotmail.com
 Hasta la próxima.
 Por Darío Nin